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Naufragios y Regresos

romanticismo

Lovers go home!

Ahora que empecé el día

volviendo a tu mirada,

y me encontraste bien

y te encontré más linda.

Ahora que por fin

está bastante claro

dónde estás y dónde estoy.

Sé por primera vez

que tendré fuerzas

para construir contigo

una amistad tan piola,

que del vecino

territorio del amor,

ese desesperado,

empezarán a mirarnos

con envidia,

y acabarán organizando

excursiones

para venir a preguntarnos

cómo hicimos.

Mario Benedetti

Llueve en Granada

Versos resuenan en mi mente

traídos por el tiempo,

como si mis ojos vírgenes

volvieran a descubrir en ellos

el sentimiento,

el camino conducente

a una ilusión tan prematura

como esa edad en que uno se cree adulto.

Digamos quizás

que en realidad se trata

de una inocencia escondida

tras la coraza seria,

la experiencia.

La palabra dudosa

de un completo desconocido

redimiendo el ser

del temor fornido;

palabra enquistada

en viejos dolores tranquilos.

Llama que logra

atravesar abismos,

sangre libiana

ardiente y desbocada.

Escalofrío fugaz

de la caricia,

manos amasan el cuerpo encendido.

Ojos tristes,

ahora lejanos

bañados en frialdad e indiferencia.

Llueve en Granada,

gente pululante

herida de frío y hastío;

ciudad impertérrita,

testigo de sentimientos

y amores muertos

como niños jamás nacidos.

Unidad en ella.

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma extensa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que se me convoca con su música íntima,
con esa indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido del amor
enrojecido al rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero el amor o la muerte, quiero morir del todo
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que rendo encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.

Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.
Vicente Aleixandre

Cita del día

"Los que más han amado al hombre le han hecho siempre el máximo daño. Han exigido de él lo imposible, como todos los amantes." Nietzsche