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Naufragios y Regresos

Llueve en Granada

Versos resuenan en mi mente

traídos por el tiempo,

como si mis ojos vírgenes

volvieran a descubrir en ellos

el sentimiento,

el camino conducente

a una ilusión tan prematura

como esa edad en que uno se cree adulto.

Digamos quizás

que en realidad se trata

de una inocencia escondida

tras la coraza seria,

la experiencia.

La palabra dudosa

de un completo desconocido

redimiendo el ser

del temor fornido;

palabra enquistada

en viejos dolores tranquilos.

Llama que logra

atravesar abismos,

sangre libiana

ardiente y desbocada.

Escalofrío fugaz

de la caricia,

manos amasan el cuerpo encendido.

Ojos tristes,

ahora lejanos

bañados en frialdad e indiferencia.

Llueve en Granada,

gente pululante

herida de frío y hastío;

ciudad impertérrita,

testigo de sentimientos

y amores muertos

como niños jamás nacidos.

1 comentario

Tu Anita -

Creo que no hay más comentario que el escalofrío que me recorrio la piel el día en que leí este poema en papel...
Soberbio!
Te quiero un montón