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Naufragios y Regresos

Naugragios y regresos

En playas desiertas...

En playas desiertas... En playas desiertas te perdí y no sé cómo fue. En noches de desvelo te sueño, echo en falta tu calor, que me arropes en tus sueños, que una mirada tuya baste para sanar recelos, miedos y temores profundos. Observo esa sábana fresca, blanca, pura, que se desliza desde tus hombros hacia el suelo, mientras me abrazas como la primera vez. Que cuanto adviertes mi pícara mirada, te sonrojes y bajes la tuya, alimentando como si de fuego se tratase mi ternura. Y ahora te tengo lejos, pero sé que volveré a encontrarme contigo una y otra vez, se que no hay un adiós sino un hasta luego. En noches de frío en el alma, como esta, desearía que me comieras a besos y que me dijeses que te darías con un canto en los dientes sólo por estar conmigo, que sería tu chico, que necesitas tener a alguien con una confianza como la nuestra... Cuando las tristezas hacen mella en mí, desearía que estés ahí, sólo para poder sentirte cerca, para tener momentos de silencios compartidos, de historias del pasado, de un desayuno atropellado, de una alteración de matrícula que se retrasa porque se duerme como nunca a tu lado, de mensajes cortos en los que me dices "sólo quería despertarme a tu lado". En este instante, te echo de menos...

QUIÉN LA HACE LA PAGA Y SI NO TIEMPO...

QUIÉN LA HACE LA PAGA Y SI NO TIEMPO... Es lícita la venganza, tras mucho meditarlo he llegado a la conclusión de que sí: en ocasiones, aunque nunca fui partidario de ello, el fin justifica los medios. Cuando alguien ha hundido tu cabeza en una ciénaga pisandote el cuello con toda la fuerza de su bota, es lícito que te defiendas, pero la mejor defensa no es la que se hace en el mismo momento en el que te estás ahogando, sino que hay que esperar, como si de un estado de letargo se tratase, con frialdad y cautela, hurdiendo una estratagema para arrearle en toda la cara el mayor bofetón de su vida. Es preferible pensar con frialdad, detenimiento y determinación para hacer el mayor daño que está en tus manos, siempre hay una forma, sólo es cuestión de buscarla hasta el cansancio. Los mejores golpes nunca han sido los físicos, sino los morales: dar un golpe en la fibra sensible de una persona ha de ser un golpe maestro, atacar los mismos cimientos de los valores de esa persona, sus allegados suelen ser la mejor forma y la más efectiva, sólo es cuestión de esperar el momento propicio cual hiena que espera a alimentarse de la carroña. Todo es cuestión de buscar en las flaquezas, pues siempre hay alguien que está más que dispuesto a cometer un gran error...

Momentos

Momentos

Así estoy últimamente: terriblemente agotado.

Balcones enrejados con tiestos de geranios rojos

Balcones enrejados con tiestos de geranios rojos Pensaba un día, al principio a menudo, posteriormente unos minutos al día y finalmente raras veces, qué es lo que quedaba cuando se perdía la guerra de los sentimientos. Olvidó su alma en algún rincón de los desolados paisajes de la derrota. Quedó yermo, esteril, el páramo en el que había intentado sembrar sus sueños. Cuando sus ilusiones se rompieron, se dejó arrastrar por la marea de sus quehaceres diarios, tratando de olvidar, de en cierta manera continuar adelante, sin mirar muy bien hacia dónde, pero dejándose llevar al fin y al cabo por la corriente ante un futuro de incertidumbres. Lloraba en su interior silenciosamente sin saber muy bien en qué se había equivocado. Pero el dolor un día cesó. Las frustraciones, el dolor, los miedos, el rencor, el odio quedaron hechos añicos. Entonces andando por las calles de su bella ciudad, sin ningún motivo volvió a sonreir y el mundo pudo seguir girando. Se dejó mimar por el sol y los amores pasajeros, por ilusiones utópicas que aunque con una intensidad más que cuestionable le ayudaron a seguir viviendo, con la certeza de que quienes realmente importaban aún seguían a su lado, apoyándolo incondicionalmente. Una puerta se cerró tras de él pero se abrieron miles de balcones y ventanas soleados y con rejas cargadas de tiestos con geranios rojos por los que volver a asomarse al mundo, desde los que gritar a pleno pulmón que él seguía ahí, incansable, fuerte, preparado para luchar por quienes lo merecieran y seguro de sí mismo en cuanto a dejar a atrás a aquellos otros que eran demasiado cobardes para arrojarse a las llamas de ese fuego que solo consume cuando se lo ahoga con prejuicios y mentiras. Estaba listo para esperar con templanza los sentimientos puros que escapan a cualquier forma de mediocridad...

Ars Vivendi

A los largo de nuestra vida, encontramos múltiples personas que se cruzan en nuestras vidas. Variadas circunstancias hacen que viajemos por los corazones de diversas personas. Unas logran hacernos crecer, aprender, de hecho la mayoría de las que dejan una huella en nosotros lo consiguen. Este solaje, que forma parte de nosotros, de lo que somos, no siempre es bueno, pero incluso de las vivencias más duras, de aquellas que parecen habernos matado el corazón, habernos dejado fríos por dentro, haber conseguido decepcionarnos puede obtenerse un beneficio: el del conocimiento. De cada derrota obtenemos el crecimiento. Si analizamos con detenimiento cada una de nuestras relaciones, siendo autocríticos, podemos ver en qué nos equivocamos, qué errores no debemos volver a cometer, incluso qué actitudes o conductas no nos merecemos y no debemos permitir en los demás. Pues sólo existe una única forma para poder amar la vida y a los demás, y ésta es amarnos a nosotros mismos bien y por encima de todo. Tan solo si sabemos querernos a nosotros mismos de la forma adecuada lograremos amar todo lo demás y ser felices. Todo esto parte de reforzar nuestra autoestima, siendo conscientes de todo aquello que hay de bueno en nosotros. Y también de por qué nos merecemos ser felices y que nos quieran. La vida es complicada y a esto se añade lo que la complicamos nosotros y lo que nos la complican aquellos que nos rodean. Para que las relaciones de cualquier tipo con los demás funcionen, sólo hay que saber qué es lo que puedes esperar de cada persona, así nunca correras el peligro de decepcionarte, sufrir... El realismo radical es la única forma de no sufrir, de no enamorarse, de no esperar nada... De sentir sin dejar de tener los pies sobre la tierra.

A la izquierda de un roble.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.
El secreto es apoyarse digamos en un tronco
y oír a través del aire que admite ruidos muertos
cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazos
hasta que uno cierra los puños y la atrapa.
Después de todo el sercreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
ah pero las parejas que huyen al Botánico
ya desciendan de un taxi o bajen de una nube
hablan por lo común de temas importantes
y se miran fanáticamente a los ojos
como si el amor fuera un brevísimo túnel
y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.
Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble
(también podría llamarlo almendro o araucaria
gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)
hablan y por lo visto las palabras
se quedan conmovidas a mirarlos
ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero es lindísimo imaginar qué dicen
sobre todo si él muerde una ramita
y ella deja un zapato sobre el césped
sobre todo si él tiene los huesos tristes
y ella quiere sonreír pero no puede.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
ayer llegó el otoño
el sol de otoño
y me sentí feliz
como hace mucho
qué linda estás
te quiero
en mi sueño
de noche
se escuchan las bocinas
el viento sobre el mar
y sin embargo aquello
también es el silencio
mirame así
te quiero
yo trabajo con ganas
hago números
fichas
discuto con cretinos
me distraigo y blasfemo
dame tu mano
ahora
ya lo sabés
te quiero
pienso a veces en Dios
bueno no tantas veces
no me gusta robar
su tiempo
y además está lejos
y vos estás a mi lado
ahora mismo estoy triste
estoy triste y te quiero
ya pasarán las horas
la calle como un río
los árboles que ayudan
el cielo
los amigos
y qué suerte
te quiero
hace mucho era niño
hace mucho y qué importa
el azar era simple
como entras en tus ojos
dejame entrar
te quiero
menos mal que te quiero.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero puede ocurrir que de pronto uno advierta
que en realidad se trata de algo más desolado
uno de esos amores de tántalo y azar
que Dios no admite porque tiene celos.

Fíjense que él acusa con ternura
y ella se apoya contra la corteza
fíjense que él va tildando recuerdos
y ella se consterna misteriosamente.
Para mí que el muchacho está diciendo
lo que se dice a veces en el Jardín Botánico
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
sólo de a ratos parecía
que iba a vivir
que iba a vencernos
pero los dos fuimos tan fuertes
que lo dejamos sin su sangre
sin su futuro
sin su cielo
un niño muerto
sólo eso
maravilloso y condenado
quizá tuviera una sonrisa
como la tuya
dulce y honda
quizá tuviera un alma triste
como mi alma
poca cosa
quizá aprendiera con el tiempo
a desplegarse
a usar el mundo
pero los niños que así vienen
muertos de amor
muertos de miedo
tienen tan grande el corazón
que se destruyen sin saberlo
vos lo dijiste
nuestro amor
fue desde siempre un niño muerto
y qué verdad dura y sin sombra
qué verdad fácil y que pena
yo imaginaba que era un niño
y era tan sólo un niño muerto
ahora qué queda
sólo queda
medir la fe y que recordemos
lo que pudimos haber sido
para él
que no pudo ser nuestro
qué más
acaso cuando llegue
un veintitrés de abril y abismo
vos donde estés
llevale flores
que yo también iré contigo.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo se despierta con la lluvia.
Ahora la última nube ha resuelto quedarse
y nos está mojando como a alegres mendigos.
El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nacer desesperadamente.
Sin prevenciones me doy vuelta y siguen
aquellos dos a la izquierda del roble
eternos y escondidos en la lluvia
diciéndose quién sabe qué silencios.
No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.
Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.

Mario Benedetti

Días de claros y nubes.

Las estatuas lloran sangre

y una anciana entona viejas saetas doloridas.

Esa vieja trampa esta en ciernes preparada,

ya no hay miedos,

ni gritos

ni hastíos.

La muerte ha pasado

con su guadaña certera

decapitando sueños.

Días en los que la luz

no siempre acaricia estos bancos,

mientras el frío del alma

corta los rostros

de aquellos desesperados

que se atrevieron a sonreirle a la vida.

El alma y la razón,

eternas enemigas

se baten en duelo de honor,

pero siempre gana la lógica.

La pasión, el amor y el corazón

no entienden de razón,

¿qué ha sido en este vil mundo

de la herida de amor?

Hay personas que iluminan nuestras vidas.

En el momento más inesperado conocemos a alguien que de alguna manera cambia nuestra vida. A menudo esto ocurre de forma negativa, pero eso es algo que vamos a obviar porque éstas tienen el valor de habernos aportado experiencia pero también miedos. Otro grupo, y éste es en mi opinión el más importante nos hace crecer como personas. Nunca estamos preparados ante la posibilidad de recibir en nuestras vidas ese don que son los sentimientos. En una clase, en el trabajo, en la calle, en una cafetería o en cualquier otro lugar damos con alguien con quien surge ese feeling; también existe el caso de aquellas otras personas que nos resultan desagradables cuando son recien conocidas y terminan por ser casi indispensables cuando las tratamos un poco mas. Hay personas que "nos salvan al dejarnos dormidos", las hay que hacen que "todas las parcelas de mi vida tengan algo suyo", las hay que "cuando callan están como ausente", las hay "por las que este viejo y cansado mundo sigue aún girando"... En definitiva, lo único que pretendo es dar las gracias a todas aquellas personas que son un tesoro a mi vida... A aquellas que me han hecho crecer, vivir, alimentarme de amor, cuidar de mi corazón: a todos mis amigos, familiares, amores habidos y por haber (salvo a una), etc, etc...

Desidia hastiada

Desidia hastiada

Hay etapas en las que alguien te besa y sientes que el mundo se tambalea bajo tus pies, si no al menos ves a alguien por quién te pica un gusanillo por dentro. Pero también hay otras, supongo que todo esto es evidente, en las que nadie logra suscitar tu interés. Yo estoy en la segunda etapa. Sólo veo en muchas de las personas que me rodean frivolidad, superficialidad y vacío. Y esto que veo, probablemente de forma, no muy objetiva, provoca en mí hastío, no un hastío nostálgico, sino uno idiferente; una desidia que me desmotiva a la hora de entablar vínculos afectivo-amorosos con alguien. En este momento no quiero ni deseo querer a nadie. Voy a disfrutar de este momento tan sumamente egoista hasta apurarlo. Estoy buscándome y buscando mi sitio, pero no sé si los encontraré o es quizá el hecho de no encontrarlos lo que motiva mi existecia...

Requiem por la disuelta Comunidad del Anillo

Requiem por la disuelta Comunidad del Anillo

Mi vida transcurre sin muchos sobresaltos, pero de vez en cuando me acuerdo de ese primer año en que me guiasteis por ese mundo tan distinto que es la Universidad. Siempre conté con vuestro cariño incondicional y vuestro apoyo. Supongo que aún hoy cuando miro ese primer año, tan duro para mí pero a la vez tan dulce, os veo a vosotras dándome tanto sin pedir nada a cambio. Pasa el tiempo, y vosotras os habéis dedicado a vuestros quehaceres (problemas, oposiciones, y un largo et cetera). Fue lindo ese año, yo nunca podré olvidarlo pues dejó su impronta en mí. Sólo deseo que la vida os mime como lo hicisteis conmigo. Siempre que mire atrás con nostalgia, mi recuerdo os traerá a mí salvadas del tiempo y la distancia. Os quiero, mis niñas.

Madrugadas de melancolía.

El amor causa estragos en nosotros cuando la realidad nos hace partirnos los dientes contra el suelo. La soledad y el dolor atenazan nuestra existencia cotidiana. Te autocompadeces, sintiéndote el más desdichado de los mortales. Luego todo pasa y terminan por curarse las heridas, con mayores, menores o inexistentes traumas. Pero quizá el mayor problema no estriba tanto en ese amor fallido, sino en cómo nos sentimos cuando lo superamos. Ves que las personas, por las que habrías estado dispuesto a darlo todo, llegan y se van. El dolor, da paso a la decepción y la decepción, finalmente, a la frustración. Quizá es ser demasiado pesimista. Sin embargo, la vida no es justa, y este axioma irrevocable, te lleva a la conclusión de que es posible que no encuentres el amor. Ni siquiera, me refiero al Amor con mayúscula, sino a esos amores que nos hacen la vida más llevadera. Y en momentos así no puedes hacer más que seguir adelante, aunque escueza, tratando de no pensar para no sentir más aún que la vida no ha cumplido con la parte del contrato que firmaste con ella, que te ha defraudado. Así me siento en noches como ésta.